Los espárragos, el gran desconocido

Uno de mis favoritos durante la primavera son los espárragos. Los podemos llevar a una sopa, puré, asados en ensaladas, salteados con pasta o quinoa, a la parrilla y hasta en “dips” o en rellenos de empanadas. ¡En fin, se puede ser muy creativo con ellos y no muerden!
Existen más de 300 tipos, pero solo unos 20 se consumen. California produce cerca del 95% de los espárragos que crecen en Estados Unidos. Su sabor dulce y crujiente textura los hace irresistibles entre enero y mayo, así que hay que aprovechar.
Son bajos en calorías, grasa, colesterol y sodio… Así que hay que incluirlos en la dieta, pues son uno de los vegetales con mejor contenido nutricional. Tienen una de las mejores fuentes de acido fólico, vitamina B, C y K y potasio. Para colmo, son tremenda fuente de antioxidante y un diurético natural. Expertos en medicina natural aseguran que es excelente en pacientes con artritis, así como para combatir el cáncer.
Atrévete a prepararlos:
- Asegúrate al comprarlos que estén firmes y las puntitas cerradas
- Aprieta el ramillete. Si crujen, están frescos
- Como haces con las flores, córtale un poco el tallo antes de cocinarlos
- Límpialos con agua fría
- Refrigéralos hacia arriba, paraditos, amarraditos y, si es posible, con una pulgada de agua
- Otra opción es envolver el extremo del tallo en un papel toalla húmedo y refrigerarlos en una bolsa plástica abierta
- Usualmente, mientras más oscuros, mayor su concentración de nutrientes. Prueba la variedad morada, que son sabrosos
- Al cortarse y cocinarse, pierden muchos nutrientes. Así que mientras menos los cocines y más comas, mejor para ti
- Pierden mucho sabor, textura y nutrientes si los mantienes mucho tiempo en la nevera. No más de tres días después de comprados
- No necesariamente los más pequeños son los más dulces y tiernos
- Nada de congelados ni de lata, siempre frescos.
Ya ves, la cocina no muerde y los espárragos tampoco.